Ayer jueves comenzó, ya con el aforo completo, una nueva edición del Festival de Artes Escénicas de Sevilla (FeSt) con un concierto de poesía y música a cargo de Alberto de San Juan y su Banda en el espacio Platea Odeón Imperdible, y esta nueva propuesta de la compañía alavesa ‘El mono Habitado’ en la Sala Cero, una comedia tan loca como tierna y comprometida.
La dramaturgia, y de ahí el título, gira en torno a una pareja de hombres osos, que es como denomina en el ambiente gay a los hombres robustos y peludos. Aunque, en realidad, aquí solo un miembro de la pareja responde a esa estética, que ha llegado a conformar en el ambiente gay una seña de identidad. Ellos nunca se habían planteado ser padres pero, mira por donde, llega a su cocina una paloma parlante y les dice que son los elegidos para criar a un nuevo Mesías. Partiendo de esa premisa, tan absurda como surrealista, la dramaturgia y la puesta en escena, y he aquí lo más curioso, se decanta por un tratamiento naturalista, hasta el punto de que, llega un momento que lo de menos es la falta de verosimilitud.
Y es que, todo eso no es más que una excusa para denunciar la discriminación y los desmanes cometidos por la religión católica en particular, y la sociedad española en general, respecto a la homosexualidad. Algo, que, aunque parezca mentira, a tenor de los últimos acontecimientos resulta tan conveniente como necesario.
Cabe destacar la maestría y vis cómica de los intérpretes, que a pesar de lo absurdo de su historia son capaces de instalar la sonrisa en el patio de butacas y dotar a sus personajes de una desbordante ternura.
Título: ¡Ave Osos!
Lugar: Sala Cero Teatro/FeSt
Compañía: El mono habitado
Texto: Raúl Camino
Dirección: Rolando San Martín
Intérpretes: Begoña Martín Treviño, Raúl Camino, Aitor Pérez y Javier Liñera
Nos complace informar de que, en esta convocatoria 2021-22 de la Cuarta Edición del Festival Territorio Violeta y debido tanto a la calidad de los espectáculos que se presentaron a premio como a sus contenidos, en cuanto a la creación de nuevos referentes igualitarios, hemos decidido otorgar un PREMIO y ocho MENCIONES y, por lo tanto, todos pasan a formar parte del Catálogo de Igualdad de Género del Festival.
PREMIOS
Al espectáculo 360 grams, de Ada Vilaró, que será programado en diciembre de 2021 en la sede del festival de San Lorenzo de El Escorial, Madrid.
El Festival Territorio Violeta es multidisciplinar, apuesta por poner el foco en el recorrido que la sociedad y en concreto las Artes Escénicas hacen en favor de la igualdad entre mujeres y hombres. El violeta es desde hace tiempo el color del feminismo. Utilizando la simbología actual que asocia el rosa con las mujeres y el azul con los hombres y aprovechando el lugar común de la mezcla de ambos colores, resulta el violeta; ponemos el acento en este color como símbolo de un lugar común de igualdad, donde sin duda, no llegaremos, salvo que haya una complicidad de ambos sexos.
Muchos son los ayuntamientos y teatros que se han adherido a esta iniciativa: Teatro Federico García Lorca de San Fernando de Henares, Teatro del Bosque de Móstoles, Teatro Fernán Gómez de Madrid, Teatro José Monleón de Leganés, Teatro Pilar Miró de Madrid, Teatro Paco Rabal de Madrid, Sala Trajano de Mérida, Ayuntamiento de Sant Andreu de la Barca, Teatro Municipal de Arahal de Sevilla, Teatro Auditorio Montserrat Caballé de Arganda del Rey, la Diputación de Córdoba, Teatro Jovellanos de Gijón… esta lista sigue creciendo gracias al incansable trabajo de sus creadoras, Rosa Merás y Silvia Pereira.
Puede que a algunas mujeres se les aparezca la Virgen. O que, si una paloma tiene recuerdos de Frida Kahlo, haya otra que hable con osos. O que a ciertas personas se les planten delante seres extraterrestres. Pero ni el éxtasis místico, ni la fauna sublimada ni la abducción tienen que ver con la vocación de dramaturgo de Raúl Camino. O sí… Bueno, el caso es que el actor no tenía muy claro que una carta astral –cortesía de su compañera de interpretación desde hace 20 años Begoña Martín Treviño– diera en el blanco del papel para que él pusiera la parte negra. Vamos, que ni se planteaba la posibilidad de dedicarse a la escritura teatral en un futuro.
Pero, según el caso, el cómico ha de acercarse a su rol o el personaje ha de ceder hacia quien lo encarna, en diversas proporciones. Y, para el artista alavés, ese carácter en principio recesivo no saltó a escena por una caída desde un caballo ni por una iluminación divina. Fue algo más humano y, ante todo, de oficio y tablas, lo que le abrió esa puerta entre bambalinas. En su paso por Zanguango, «que siempre trabaja con creación propia, hacía el papel de un preso en ‘Tocata y fuga’ y, como el resto de actores, tenía que construir un texto sobre ese recluso. Pero nunca pensé que iba a arraigar».
Y apareció ese gusanillo que, lejos de parasitar los intestinos, libera parcelas del alma. Así que la creación de ‘Madrigueras’ de Pez Limbo abrió una ruta y enmarcó una vocación larvada que, en los últimos 7 años, ha dado lugar a toda una estirpe de mariposas escénicas, tan vivas y conspicuas ellas. «Participar en Antzerkigintza Berriak, con el Arriaga, en Victoria Eugenia y el Principal fue el pistoletazo de salida. Ya no he parado nunca de escribir. Descubrí la pasión por escribir teatro».
Hubo profesionales que relacionaron esos primeros textos con la visión de un actor. Y Camino no sólo lo admite, sino que destaca que «siempre que escribo estoy pensando en la escena y los intérpretes. Es una pasión recién descubierta y muy muy grata, que me conecta mucho con la escena y con la vida».
Y esas letras viven sobre todo en el territorio de un primate, El Mono Habitado, la compañía fundada por Camino y Martín Treviño. «Hasta ahora, con una excepción, todos los estamos haciendo nosotros. Pero tengo un cajón lleno, a ver si alguien se anima a pedir alguno», comenta quien no se ha visto envuelto en «una pelea de gatos» entre autor y director.
Raúl Camino en su pieza ‘Sr. Canino-Gizaunka’. Camino y Begoña Martín Treviño en ‘El elefante y la paloma’, como unos peculiares Diego Rivera y Frida Kahlo. ‘Souvenirs’, con Martín Treviño y su infancia salpimentada de fabulación . / EL MONO HABITADO
No obstante, lo vivió años atrás, en Albacete. Y le quedó tal recuerdo que, cuando preparaban ‘¡Ave, osos!’ con un director externo –«algo que ya nunca nos va a faltar»–, le daba cierta inquietud. «Pero nos entendimos muy bien, no hicimos más que sumar», dice con cierto aire de alivio Raúl Camino. Allí los plantígrados eran en realidad un par de velludos gays a quienes una paloma parlante y mensajera les anunció una inminente paternidad. Prejuicios, religión, tópicos y humor se dan la mano en esta pieza.
«Siempre digo que las historias no son mías, que soy como un medium –aunque tampoco creo en eso– que recoge algo de la sociedad o de la creatividad global, lo encauza y transmite. Creo que tengo que catalizar esas ideas, conflictos o ese movimiento escénico para luego entregarlo. Y hay que saber hacerlo», razona.
También reconoce que tiene dos elementos recurrentes. «Los animales –desde El Mono Habitado a ‘El elefante y la paloma’, pasando por úrsidos, unas ‘Benditas’ ovejas, aves o un ‘Sr. Canino’–, tal vez por ser un biólogo frustrado». Y su atención a «lo que viene de la altura», como su recientemente rubricada ‘Terrícolas’ donde «dos hombres se encuentran en mitad de un accidente con una nave estelar. Luego aparece una mujer». A ver cómo reaccionan los personajes «al hallarse frente a una inteligencia superior».
El autor trata de «ver qué emociones me mueven», aunque a veces ficcione recuerdos ajenos como los de Begoña Martín en ‘Souvenirs’. «Busco temas sociales e intento no repetirme, para ofrecer un viaje emocional al espectador». En esencia, así es el teatro de Raúl Camino. Por sus actos le conoceréis.
Jose Mari eta Txema bikotekideei uso bat sartu zaie etxeko sukaldean. Hegaztia jainkoaren mezularia baino ez da. Mutilak ateoak ditugu; beraz, ez dute mirarietan sinesten, baina txoria hortxe dute, egoskor, eta, gainera, hiztun: Jainkoa gutxiengoekin adiskidetu nahian dabil, eta, horregatik, gurasoak izateko aukeratuak izan direla diotse. Honaino ¡Ave, osos! komediaren laburpena. Eta egia esatera, sinopsia irakurrita kontrako aurreiritzia zabal daiteke, zeren, La Cake aux Folles antzezlanean (1973) bezala, bada komedia tradizio bat, non harreman homosexualak, umorez normalizatzeko aitzakian, barregarri uzten dituzten.
Alta, ¡Ave, osos! ez da bide horretatik abiatzen, Pez Linboren Oxido lanaren umore absurdo eta adimentsutik zein El mono habitado taldearen Benditas todo viene del cielo-ren planteamendu barregarritik baizik. Gainera, aipatutakoetan bezala, Begoña Martin Trebiño eta Raul Camino oholtzan aritzen dira. Baditugu, beraz, kalitaterako hainbat berme.
Ekintza guztiak etxeko egongelan garatuko dira, erritmo biziaz. Usoa ez da sukaldetik aterako, baina bai bertara sartu beste hiru pertsonaia nagusi. Elkarrizketek, eszenen arteko trantsizioek, ez dute erritmoa galtzen. Lau aktoreen lana eskertzekoa da: mikrofonorik gabe ahotsa argi eta garbi proiektatu eta gorputzaz jolasean, orain antzezpen naturalistara, orain gorputz espresiora jota, vaudeville gaurkotu baten antzera. La Funanbulistaren jantziek beti dute kutsu berezia, eta musika era oso egokituan dago txertaturik. Ez da falta ez sofarik ez sartu-irten azkarrak egiteko aterik, betiere, antzezlanak zabaldu nahi duen mezuaren mesederako. Protagonistek defendatzen dute, Cachorro pelikulan (2004) legez, beste era bateko gurasotasunak badirela, jaungoikoari parez pare hitz egitea badagoela eta Vatikano matxista eta homofobo horrek mafioso antzera jarduten duela. Amaiera ez dago oso urrun Children of Men-enarenetik (1992, 2006); tonua, berriz, bai, zeren ¡Ave, osos! obran ikusleek 80 minutu barrez oso gustura pasatu baitituzte.
Personalmente también me encantó la propuesta de El mono habitado con su espectáculo Benditas. Una obra sin escenografía, donde el diálogo de dos pastorcillas mantiene expectantes a los asistentes. Rememorando las apariciones de la Virgen Maria durante el primer tercio del siglo pasado, dos campesinos vascas se encuentran con ella en el siglo XXI. Una obra feminista, donde la comicidad es la protagonista, pero con frases punzantes que buscan remover conciencias. Originalmente se representaba en salas teatrales para un público mayoritariamente convencido. Al representarla en la calle, la obra recupera la corrosividad con la que fue creada y llega a otro tipo de espectadores que quizás nunca se hayan planteado las reivindicaciones que plantea la representación. Gran trabajo de las actrices. iBendita sea la llegada de esta obra a la calle!
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